Cada 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, una fecha establecida en 2002 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con el fin de visibilizar la explotación laboral que aún afecta a millones de niñas y niños en el mundo, y para impulsar acciones concretas que contribuyan a erradicarla.
En 2025, esta fecha coincide con un nuevo informe de la OIT y UNICEF que revela una realidad preocupante: 160 millones de menores siguen trabajando. Aunque en las últimas dos décadas se ha reducido esta cifra casi a la mitad, el avance es lento y corre el riesgo de estancarse si no se implementan políticas públicas firmes y sostenidas.
Los organismos internacionales advierten que los recortes presupuestales en programas sociales y educativos amenazan con revertir los logros alcanzados. Esto hace más urgente que nunca reforzar la inversión en políticas de protección infantil.
Este año, el lema es claro: “Los avances son evidentes, pero falta mucho por hacer: aceleremos los esfuerzos”. El mensaje subraya que si bien hay progreso, millones de niñas y niños siguen siendo privados de su derecho a una infancia libre y plena.
Entre las principales causas del trabajo infantil están la pobreza estructural, la falta de empleo digno para los adultos, la dificultad para acceder a una educación de calidad y las normas sociales que toleran —e incluso justifican— que menores trabajen.
En México, alrededor de 3.7 millones de menores trabajan, muchos de ellos empujados por la necesidad económica de sus familias. A nivel global, África subsahariana concentra más de la mitad de los casos, con cerca de 87 millones de niñas y niños afectados.
El informe de la OIT y UNICEF plantea una hoja de ruta clara:
La lucha contra esta forma de explotación requiere compromiso en todos los niveles:
La existencia de 160 millones de niñas y niños en situación de trabajo infantil no es inevitable: es consecuencia de decisiones y omisiones que pueden y deben corregirse. Acelerar la implementación de políticas públicas con enfoque de derechos es el único camino para garantizar que ninguna infancia sea sacrificada por necesidad.