La menstruación es un proceso biológico natural, pero muchas niñas y adolescentes aún enfrentan desinformación, vergüenza o falta de recursos para gestionarla adecuadamente. Por eso, hablar de higiene menstrual es clave para su salud, bienestar y desarrollo.
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la higiene menstrual no se limita solo al uso de productos para absorber o recoger la sangre menstrual. También implica tener acceso a agua limpia, jabón, instalaciones privadas y seguras para cambiarse, así como información adecuada y sin estigmas.
Cuando no se cumplen estas condiciones, muchas niñas y adolescentes faltan a la escuela, se aíslan o enfrentan problemas de salud como infecciones, además de impactos negativos en su autoestima.
La higiene menstrual en las niñas les aporta varios beneficios en su vida cotidiana. Entre muchos, destaca la concentración, empoderamiento femenino, más autoconfianza, mejor participación, prevención del embarazo adolescente, mejor conocimiento del cuerpo y menor riesgo de sufrir alguna infección.