Hace 42 años, la astronauta Sally Ride, nacida en Los Ángeles, abrió el camino para las mujeres al convertirse en la primera estadounidense en viajar al espacio. No solo rompió el techo de cristal, sino que lo traspasó. Su hazaña, ocurrida un día como hoy —18 de junio, pero de 1983—, merece seguir siendo recordada, pues marcó un antes y un después en la inclusión de las mujeres en la exploración espacial.
De la ciencia al espacio
Desde niña, Sally Ride mostró interés tanto por el deporte como por la ciencia. Aunque fue una tenista destacada en su etapa universitaria, decidió dedicarse a la astrofísica. Mientras estudiaba su doctorado, se enteró de que la NASA abría por primera vez su convocatoria a mujeres. Se postuló sin dudarlo y fue seleccionada entre más de ocho mil aspirantes, convirtiéndose en una de las seis mujeres que integrarían la promoción de 1978.
Una pionera
Tras cinco años de entrenamiento, Ride fue asignada a la misión STS-7 junto con tres compañeros. Durante seis días, desplegaron satélites y realizaron experimentos científicos. Así se convirtió en la primera estadounidense en viajar al espacio. Un año después, participó en una segunda misión, la STS-41G, donde colaboró en tareas de observación de la Tierra y pruebas de reabastecimiento de satélites.
Su tercer vuelo fue cancelado tras el accidente del Challenger en 1986. Ride fue parte de la Comisión Rogers que investigó la tragedia, y más tarde asumió un cargo estratégico en la NASA.
Ciencia con compromiso
En 1989, Sally Ride dejó la agencia espacial para integrarse como profesora de física en la Universidad de California, San Diego. En 2001 fundó Sally Ride Science, con la misión de inspirar a niñas y jóvenes a interesarse por las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
A lo largo de su vida recibió múltiples reconocimientos, incluidos su ingreso al Salón Nacional de la Fama de las Mujeres y el de Astronautas.
La historia de Sally Ride es inspiradora por múltiples razones: fue una mujer dedicada a la ciencia, pionera en su campo, y comprometida con abrir camino a otras. Conocer figuras como la suya nos recuerda que las mujeres tienen lugar en todos los espacios, incluso en aquellos donde tradicionalmente se les ha negado. A veces, basta una sola mujer para abrir una brecha… o atravesar la atmósfera.
Comentarios