En junio, ONU Mujeres expresó su preocupación por el crecimiento de comunidades de hombres en línea que difunden odio y discursos misóginos contra las mujeres. A este fenómeno se le conoce como manosfera, y no se trata solo de violencia explícita, sino también de mensajes disfrazados de “cuidado” o “amor” que refuerzan estereotipos dañinos.
A casi un mes de esa alerta, se viralizaron videos del futbolista Javier “Chicharito” Hernández, donde habla sobre los roles que, según él, deberían asumir mujeres y hombres en la sociedad.
“Mujeres están fracasando, están erradicando la masculinidad haciendo la sociedad hipersensible. Encarnen su energía femenina: cuidando, nutriendo, recibiendo, multiplicando, limpiando, sosteniendo el hogar, que es el lugar más preciado para nosotros los hombres. No le tengan miedo a ser mujeres, a permitirse ser lideradas por un hombre…”
Aunque en apariencia no hay insultos directos, el mensaje de Chicharito es profundamente sexista: limita a las mujeres al hogar, al rol de cuidadoras y receptoras de una masculinidad “proveedora” y protectora. En otras palabras, propone regresar a una estructura tradicional donde las mujeres deben ser felices si los hombres las “lideran” con amor.
¿Un nuevo tipo de misoginia?
En sus mensajes, el futbolista también exhorta a los hombres a comprometerse, cuidar su palabra y mejorar hábitos, pero con la idea de volverse “admirables” para una mujer que debe “honrar su masculinidad”. Para él, los problemas de los hombres provienen de un entorno que intenta erradicar la masculinidad… ¿pero quién, exactamente?
“Entiendo que nos da miedo hablar y expresarnos verdaderamente de lo que sentimos, porque están tratando de erradicar la masculinidad”.
Esta narrativa no solo culpa al contexto social del "fracaso masculino", sino que responsabiliza a las mujeres por no reconocer ni alimentar esa masculinidad. Una vez más, la carga recae sobre las mujeres, que deben recibir, sostener, acompañar y agradecer.
Los círculos de hombres que promueven el autocuidado, la salud mental o el trabajo emocional no son en sí mismos problemáticos. Pero cuando se alimentan de la idea de que las mujeres existen para “dar sentido” al hombre, se cae en una misoginia disfrazada de respeto. También lo es idealizar a la mujer como "salvadora" o “pilar” de la humanidad, porque al final, sigue siendo una expectativa opresiva.
¿Por qué esto importa?
El problema con estos discursos, especialmente cuando vienen de figuras públicas con enorme alcance como Chicharito, es que refuerzan los roles tradicionales y frenan los esfuerzos por la equidad. Además, invisibilizan las luchas que enfrentan las mujeres a diario por salirse de esos moldes.
El mensaje no es menor: cuando se habla desde un pedestal, la palabra tiene peso. Y si bien no todo lo que se dice suena agresivo, muchas veces la violencia simbólica se esconde en frases suaves, en supuestas invitaciones al amor… que en realidad son instrucciones para obedecer.
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Cultura y TendenciasJul 21, 2025 1:09:27 PM
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